Homenaje a mi amigo Al Sprague

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Durante mis estudios en la Florida State University, luego en Tulane University en New Orleans y más tarde trabajando en la Zona del Canal, siempre escuché hablar de las maravillosas pinturas de Al Sprague.  

 

Para mi, trabajar en la Zona, era como estar con Al. Igual me pasó en New Orleans. A Al le encantaba dibujar a los músicos de jazz, género que me encanta hasta el día de hoy. Sabiendo esto, Al, que siempre fue generoso con las personas que él estimaba, me sorprendió un día enviándo a mi residencia en Francia, un sobre que contenía varios dibujos de artistas de jazz con los nombres de los lugares en que se presentaban, y por supuesto, su firma.  Era grande de corazón y muy sencillo a pesar de su fama.

Entre los estudios y luego el trabajo, no pude seguir con mi deseo de verlo, hasta que un día, gracias a la tecnología, nos comunicamos. Conversamos muchísimas veces hasta altas horas de la noche. Nadie me hacía reír tanto como Al, con sus múltiples chistes.  

Un día le propuse a Kassie organizar una exposición en París, pero las interminables gestiones en Panamá y Francia fueron tan largas que nos sorprendió con una pandemia. Aunque no pudimos llevar a cabo esa idea, Kassie organizó una exposición virtual a nivel mundial. La primera en su vida.  Me desperté a las dos de la madrugada para dar unas palabras. Le estoy muy agradecida a Kassie por haberme incluído, tanto en la exposición virtual, como hacciéndome partícipe, junto a otras personalidades, en el libro titulado « Al Sprague, his art and work », escrito por ella Kassie Sprague Taylor y Marsha Sprague. En ese libro quedaron plasmadas para siempre mi ressentir sobre sobre una de sus obras.

A mi no me gusta viajar a fin de año, periódo turbulento con los aeropuertos llenos de viajeros para las festividades de Navidad y Año Nuevo,  pero en el 2021 el Ministerio de Cultura me convocó y tuve que viajar a fines de noviembre. Ni Al, ni yo sabíamos que estaríamos en Panamá al mismo tiempo.

Afortunadamente en una conversación con un buen amigo, me informó sobre la exposición de algunas obras de Al. Como yo había ido por poco tiempo, tenía una agenda muy apretada, pero no podía dejar de pasar esa oportunidad. Su hija Kassie sabía que yo iría y la sorpresa y la alegría que sentimos al vernos fue inmensa.

 

El fallecimiento de Al, que fue y seguirá siendo muy querido y respetado por todos, me ha dolido mucho. De cierta manera me siento huérfana de cierta forma. Al fue un amigo muy especial.

 

 Mirando a una de sus pinturas de las empolleradas, que tanto le gustaba también dibujar y que me lo ofreció, le digo que algún día nos veremos  y volveremos a reír por la eternidad.

 

Gracias por tu amistad tan profunda, tan noble, tan sincera y tan honesta.